Por Matias Giannattasio
Demasiado premio es este punto para un equipo que tuvo como figura a su arquero. Demasiado premio para un equipo que solo jugó un tiempo.
Este Boca, que juega en su cancha como si fuera visitante, hoy por hoy es el monumento a la irregularidad, y no hablo de fecha tras fecha, sino que en el mismo partido queda evidenciado. Pasar de un primer tiempo aceptable, con picos de buenos rendimientos, a prácticamente dejar de jugar en el segundo lo demuestra.
Martín Palermo ya puso el taco para convertir uno de los goles más lindos del torneo |
Esta fecha el equipo tenía la posibilidad de seguir creciendo. Peropara eso era necesario ganar, y que mejor escenario que hacerlo en su casa, ante su hinchada, y contra Independiente de Avellaneda, uno de sus máximos clásicos. Pero esto no pasó. El partido empezó parejo, muchas llegadas de los dos lados, pero Boca tuvo mayor profundidad que los de Avellaneda, así llego al gol gracias una genialidad de Martin Palermo (que pareciera decir “Estoy de vuelta señores”), no se pudo mantener el rendimiento de los primeros cuarenta minutos y así fue que sobre el final de la primera parte y en todo el segundo tiempo, se dedicó a defender el cero. Y ante semejantes ventajas otorgadas es difícil lograr quedarse con los tres puntos. Y eso pasó, el empate llego y el punto obtenido tuvo sabor a derrota, no tanto por el desarrollo del partido sino por las ganas de empezar a enderezar el rumbo de una vez por todas.
Analizando un poco más detalladamente el partido, Chávez, de buen primer tiempo en el segundo no salió a la cancha y si lo hizo no lo vi (este es, el jugador más irregular que vi en Boca), Colazo apareció en apenas dos jugadas y después no la toco. El trio de ataque –Riquelme, Palermo y Mouche-tuvieron una aceptable primera parte, pero en el complemento quedaron aislados del juego, debido a que la defensa lo único que hacia era reventar la pelota en la primera oportunidad que tenían. Otra realidad vivieron Somoza y Lucchetti, que en mi opinión fueron de lo mejor. El primero en un medio campo solitario, hizo lo que pudo que fue bastante si se considera que tuvo que cubrir toda cancha, y el segundo respondió cada vez que se lo exigió, como hace rato que no se lo veía. No se puede dejar pasar por alto un detalle histórico, que en mi opinión no condicionó el resultado, Riquelme y Palermo fueron reemplazados en un mismo partido (solo aporta a la estadística). En su lugar entraron Erviti, de mala producción y Viatri que, con mucho sacrificio no logro pesar en el encuentro.
Somoza sufrió un traumatismo en el tobillo derecho, pero jugaría |
Más allá de esto Boca sigue demostrando las mismas falencias de siempre, por lo que la esperanzas de ver un buen equipo, cada vez se hacen más chicas. Ahora se viene un partido bastante difícil, Argentinos Juniors, en La Paternal y quizá éste equipo de poco juego y mucha lucha, se vea favorecido por las dimensiones de la cancha, que siempre complican. Lo cierto que será un partido bisagra para lo que se viene, ni más ni menos que River, el rival de toda la vida.
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