lunes, 25 de julio de 2011

Heroes

Por Leo Timossi
leotimossi@hotmail.com



El silbato marcó el final y la gente, extasiada, aplaudía y vitoreaba de pie. Los jugadores, en el centro del campo, miraban al suelo mereciendo el cielo. Habían dado todo lo que estaba a su alcance por regalarle una alegría a su gente. Habían entrenado duro y habían sorteado la fase de grupos arañando ratos de fútbol, con mucho corazón. Pero no había alcanzado y aun así, la gente los reconocía. Habían emocionado a un país hambriento de alegrías. Sediento de goles. No pudieron igualar a los héroes de la Copa América 2011, que entraron séptimos. Pero este decimo puesto en la Copa América Trinidad y Tobago 2023 es toda una consagración.

                La dramatización anterior tiene una suerte de nexo introductor con mis sensaciones de fracaso. Me tomé un tiempo prudencial y necesario para transcribir estas líneas de dolor. Mati se me adelantó incluso cuando yo tenía escrito en la mente este texto. Hoy terminó la Copa América. Argentina, la local, la favorita, fue eliminada hace más de una semana por el campeón.


Me tome este tiempo para poder analizar fríamente la actuación del equipo. No caer en la facilidad subjetiva de cuestionable estudio de gritar a los cuatro vientos que era evidente que Tevez iba a errar el penal. Para no repetir lo redundante de que Gago no pudo mantener el nivel que tuvo ante Costa Rica.  Para no negar que Argentina no mereció perder el partido e incluso, posiblemente jugó mejor. No llorar que el Rusito Pérez, quien abría el marcador santafesino, debió irse expulsado al comienzo del partido resulta piedra angular para empezar un nuevo proyecto. Se terminó el tiempo para jugar sin identidades, bajando de Taringa esquemas de equipos españoles con un software superior. Argentina es un desastre, la mayor y las inferiores. Siento vergüenza por Lionel Messi, que tiene que soportar a esta gente estúpida que tiene el privilegio de ver al mejor del mundo y le cuestiona que no cante el himno o que es español.

 Creo que no soy el único que está harto de ver llorar a Mascherano. Creo también, que no soy el único que piensa que su ciclo en la selección prima en forma decreciente desde el mundial 2006 a esta parte. No hay un volante de jerarquía probada en el medio. O quizá no de la jerarquía de que precisamos. Gago, Banega, Biglia... Son buenos jugadores y muy poco más. Cambiasso, titular en el inter desde hace más de seis años, aporta en ataque pero con muy poco pase profundo. Un Verón, un Riquelme hoy son necesarios como agua en esta selección de Messi +10 promesas (o nueve y Zanetti) . Volantes que hagan ida y vuelta, que abran la cancha por afuera. Hoy jugadores de esa jerarquía no existen. Hay ilusiones en Lamela, en Ricky Álvarez. Particularmente, para las eliminatorias le pongo unas fichitas a Iturbe para abrir la cancha.

  Mañana despedirán a Batista. Mis sueños de ver a Bielsa en la selección, el último técnico que duró más de dos años, quedará enterrado en Euskadi. Pero antes de designar a cualquier otro técnico, llámese Sabella, Bianchi o cualquier otro de una necesaria probada experiencia, deben parar la pelota y pensar a donde vamos. Argentina, cuando uno quiere relatar un problema, o buscar una solución, armar un rompecabezas, arranca por lo conocido, lo probado, lo parecido.. El principio. Hoy se necesita a José Pekerman en inferiores. El más exitoso entrenador en dicha categoría que incluso forjó una mayor que jugaba un buen fútbol. Creo que empezar por este punto es fundamental para inicialar una reinvención.

                Sino, seguiremos bajando por la áspera colina del fracaso y el mal juego. Careciendo absolutamente de una identidad. Caeremos tan bajo que en unos años, un séptimo puesto en una Copa de diez equipos será recordada como un éxito, estos jugadores serán verdaderos héroes y el Checho Batista, hoy insultado, tendrá en el obelisco uno que otro altar.

domingo, 17 de julio de 2011

La Hora de Mati: Cronica de un final anunciado.

Por Matias Giannattasio



Camina, piensa. Pide el cambio. Piensa y piensa. Lo frena. El Maestro Tabarez mastica el partido, desde hace ya, 70 minutos que juega con uno menos, además de tener dos cambios. No quiere regalar nada. Sabe que en frente tiene a Messi, y si hace las cosas mal se vuelve a casa.
Del otro lado Batista mira, con las manos en los bolsillos, como sus dos cambios quedan sin efecto, cuando el Capitán Argentino se hace echar por una tonta falta en la mitad de la cancha. El equipo queda partido con un Gago, que cubriendo todo el ancho de la cancha, se queda expuesto. Baja Pastore, baja Tevez, pero ninguna respuesta desde el banco. A aguantar el partido como se pueda.

Tanto es así, que en el alargue Gago en parte por su esfuerzo físico, se lesiona y el partido se desmorona. Bigilia a la cancha pero por urgencia más que por necesidad. Argentina queda así ligada a la suerte de Messi e Higuain- que se cargó el equipo al hombro en los últimos 15 minutos.



Esto muestra que fue Argentina, una improvisación, desde el comienzo de la copa, hasta nuestro final, la selección no hizo más que improvisar. Y no tanto por los jugadores, sino por el mensaje que bajaba desde arriba. El DT estuvo perdido siempre, o mejor dicho, desde que se dio cuenta que no había Albanias en esta copa. Ya al final del primer partido cuando declaro - erradamente- que no quería jugar como el Barcelona, contradiciendo su discurso vendedor de espejitos de colores. Luego pasaron muchas cosas, y en tan pocos días, diciendo que no iba a cambiar el equipo, a meter 4 cambios y hasta tocar el esquema, desde tener a Banega y Cambiasso, como estandartes, a no ponerlos más, desde su Di Maria – Lavezzi, a no tener a ninguno en cancha, de su “Messi es mi nueve, Tevez no” a poner como de titular al del Manchester City.


El técnico definitivamente, no vendió, sino que regalo espejitos de colores, y el resultado está a la vista.

Así y todo, ayer se podría haber sacado un buen resultado. Con un Messi encendido, como pocas veces se lo vió, Argentina tuvo a Uruguay contra las cuerdas y mal herido. Pero aquí encontramos otro punto clave en esta cuestión. Si no es por Messi, Argentina no juega, y quedo evidenciado en el segundo tiempo, cuando prácticamente se pateó muy poco al arco. Quizá porque Messi al final si es humano y no puede mantener el mismo nivel los noventa minutos o quizá porque no hay “plan b” al final de todo. Lo cierto es que con el Rosarino destruido físicamente, la selección no supo que hacer y como entrarle a un Uruguay cerrado con candados.

Otro ítem importante a señalar, es la defensa. Tanto es así, que desde el partido con Albania, se veían falencias defensivas, que nunca se mejoraron, pasó Bolivia, Colombia, y Costa Rica, pero no se había cambiado nada. Y Uruguay con un Suarez mañero y ponedor, complico a los centrales argentinos, que sin mucha inteligencia cortaban con falta- juego que más le gusto a Uruguay- dejando a los Celeste con las pelotas paradas en su poder. Y así, Forlán, con su pegada magistral y Lugano con un juego aéreo formidable, complicaron durante mucho tiempo a la Argentina. No sorprende que desde esa vía nos haya convertido el único tanto.


Otro aspecto importante a mencionar es que Argentina se fue de la copa invicta, pero ganado solo un partido ante Costa Rica, rival que no enfrentaremos en las eliminatorias que se vienen. Dato que llama la atención y muestra lo duras que serán las clasificaciones a Brasil 2014.

Pero ante todo, hay que tomar conciencia, otra copa ha pasado y ya son 18 años sin títulos. Cosa que apunta a replantearse todo. A sacar conclusiones y seguir para adelante. Conclusiones que no son positivas, pero que pueden serlo si con miras al futuro se modifican aspectos fundamentales para volver a ser lo que en un tiempo se fue. 


jueves, 14 de julio de 2011

El Optimista del Pasegol


Por Leo Timossi
leotimossi@hotmail.com


El fútbol ofensivo es infinito, interminable. Por eso es más fácil defender que crear. Correr es una decisión de la voluntad, crear necesita del indispensable requisito del talento.

Marcelo Bielsa.


                Es difícil saber,  a ciencia cierta,  donde tiene la mirada. O, mejor dicho, como hace para ver a sus compañeros. Porque Lionel agarra la pelota y mira al piso, o mejor dicho, a su mejor novia y el pasto. La pega al pie y corre, endiablado. Los defensores, víctimas de un desenfrenado huracán, no saben para donde agarrar. Messi tiene varias opciones. Puede encarar para donde quiere, desafiando leyes físicas que parecen haberse inventado para que él pudiese violar. Dicen que Einstein no se pierde, libreta en mano, ninguno de sus partidos. Si no encara, es porque Lio estará mostrando su mejor faceta, aquella que tendrá más brillo el día que la velocidad ya no sea tan compinche en sus gambetas y que su cara combine algunas arrugas. Los pases gol. La pulga es una adicto a despertar admiraciones. Y cuando no es su indescifrable zurda esquivando rivales como estatuas, cualquiera de sus pies de terciopelo tendrá la capacidad de dejar a un compañero en alguna que otra posición inmejorable, obsequiando una magia que no todos pueden observar. Lionel Andrés Messi. La Pulga. El mejor jugador del mundo.



                Argentina ganó, está claro. Esta victoria, tan necesaria como el agua, quitará del tapete las incontables críticas que recibe diariamente Sergio Batista. El peso específico del resultado final (que incluso, debió ser más abultado) hará olvidar las claras dificultades por embocar la pelotita al fondo de la red. Los desaciertos defensivos, la desorganización instalada, la dependencia del mejor…

                Sería de necio y resentido negar el buen funcionamiento de Argentina frente a Costa Rica. La selección nacional mereció ganar en todo momento el partido. Atacó bien, distribuyó bien. Una vez más, defendió mal.  Costa Rica prácticamente no traspasó la mitad de cancha. No se recuerda una intervención de Romero hasta aquel cabezazo tapado al final del partido. Sin embargo, Costa Rica tuvo corners aislados e innecesarios el primer tiempo. Corners que hubiesen llevado peligro de tratarse de un equipo con más ambiciones. Como nadie puede dudar del buen juego de Argentina, pocos se atreverían a decir que los ticos eran una colección de conitos desparramados que con muy poco, generaron un peligro que ante un equipo como Uruguay se pagará caro. La pareja de centrales y el arquero han sido los únicos que no cambiaron posiciones desde que inició el torneo (Mascherano se alejó del puesto de central que mostró contra Bolivia). El arquero fue figura los dos primeros juegos. La pareja central, en cambio, siempre mostró inseguridad.

El Kun es el goleador de la Copa.
                También será recordado este partido como el mejor de Gago en la selección. Está en su propio rendimiento hacer de esto una plataforma para no salir jamás de un equipo que necesita de alguien con esas capacidades o solo será anécdota de un hecho aislado. Argentina gozó de este esquema. Messi, incomodo e incluso errático los primeros minutos, gozó en su rol de pasador, al igual que Pintita, que no solo distribuyó siempre para adelante (y bien) sino que presionó arriba y cortó. Agüero jugó uno de esos partidos consagratorios que un crack siempre se debe en la albiceleste, jugando incomodo abierto por la punta. Aun así, no pierdo la pelota y es algo digno de elogio de alguien que nunca falló al intentar la individual. Quizá el punto más bajo, sin haber jugado mal, es para Higuaín. Porque falló todo lo que estuvo a su alcance (salvo aquella que entró y que el árbitro –mal- anuló) y sin embargo, su presencia se antoja necesaria. Porque es el único delantero referencia. Libera a Messi, patea con las dos piernas, y si el partido se juega diez veces, en nueve el Pipita no erra ni la mitad.

Gago jugó, por escandalo, su mejor partido en la Selección

                Aun así, Batista demostró ser lo más flojo del equipo una vez más. Cambios inentendibles. La entrada de Pastore fue un derroche sin convicciones, una presencia aclamada por la gente sin instruir nada más. El Checho nunca supo para que lo puso. Un tipo de su jerarquía podría aportar mucho desde el arranque, sin embargo, el banco la mayoría del partido es el único lugar donde el técnico le encuentra lugar. Poco más que inexplicable la salida de Higuaín por Biglia, al mismo instante. Con el partido ya ganado, se exigía un delantero para aumentar la diferencia o probar variantes; el volante de contención del Anderlecht poco podía aportar. Diego Milito, que jugaba con la PSP que había dejado Pastore en el banco de suplentes, se preguntó entonces “para que carajo estoy acá?”. Si no entraba ganando 3-0 contra Costa Rica, no tenía ni idea que clase de partido podía llegar a jugar. 


viernes, 8 de julio de 2011

La peor Copa América de la historia



Por Leo Timossi                                                   leotimossi@hotmail.com                                                                         


ADVERTENCIA: Las siguientes palabras están impregnadas con profundo dolor. El lector podrá notar como el autor buscaba afanosamente una alegría en la selección de fútbol de su país y como a medida que transcurren los partidos siente que un tipo que encontró el puesto más grande de una empresa sin haber terminado el secundario le roba, poco a poco, toda la ilusión.

                Las manos se apoyan en sus rodillas. La cercanía del suelo con el rostro es un reflejo del momento que se vive. La mirada recae sobre el verde césped, pero apunta más abajo. A los subsuelos donde están las explicaciones de tan dolorosa escena. El estupor general de los presentes, que reacciona en insultos como autómatas, solo decora una imagen digna del drama. Y quienes acostumbran a leer estas líneas que humildemente hace publicas este triste autor, sabrán de largo que se intenta alejar lo más posible de todo dramatismo en el mundo del fútbol. Pero mientras para algunos esto no es más que una (nueva) decepción, hay un faro que recibe en la costa de la críticas a todos los buques de prensa y de la popular. Lionel Andrés Messi se despega de sus rodillas y levanta el cuerpo para taparse la cara con la camiseta. Su mirada denota tristeza, cansancio. Bronca.

                Cuanta impotencia debe sentir el mejor jugador del mundo cuando nota que su técnico le miente a la gente y es él quien dentro de la cancha queda expuesto. Messi es mi nueve. Por eso Tevez no está convocado. Quiero ver a Lionel parado como el Barcelona. Tenemos al mejor del mundo y hay que aprovecharlo. Pero el partido comienza y los rivales están lejos de ser Albania, aunque no debería ser importante. Porque Messi, indefectiblemente, queda partido en la cancha. Y el nueve, que juega con el diez, el más hábil gambeteador del mundo, tiene que hacer gala de su talento solo gambeteando desde la mitad de la cancha hasta el arco. A veces, los eternos ignorados por el talento exigimos que cada vez que esto sucede, Lionel haga todo bien. Esperamos que Tevez juegue como en Inglaterra cuando tiene funciones y posiciones totalmente distintas. Esperamos que Lavezzi.. no sé que esperamos de Lavezzi. No sé que espera Batista de él. Una copia en miniatura y  tatuada del Piojo López, el primero de la época Passarella.  Los tres cincos, a quien el esquema mata en proporciones paralelas, son totalmente resistidos pro el argentino. Curioso, son figuras en sus equipos. Posiblemente sea casualidad que Cambiasso sea el argentino más ganador de la historia. Debe tener un excelente representante.

 No obstante, sólo el barbudo arrepentido tiene la llave para hacer chocar esta Ferrari que debería llegar a la final en automático . Sólo un tipo que no sabe cómo llegó, pero que tiene la certeza de saber cómo hacer para poder irse, define una defensa con un jugador que jugó escasos partidos en los últimos 4, 5 años. Únicamente un entrenador con poca lectura de juego cambia un volante central ofensivo por otro del mismo puesto cuando es evidente para una criatura que el mediocampo está partido. Solamente un tipo que en su carrera no debe haber metido goles decide que Higuaín tiene que tirar centros. 

Posiblemente, este sea el entrenador que sea recordado, pase lo que pase de ahora en adelante, como el que llevo a que para esta selección Argentina, la Copa América cocinada en casa sea la peor de la historia. Mientras tanto, en el banco de suplentes, Pastore maldice su burda suerte. Jugando en su propio país, no tiene gracia ni traer alfajores para su gente.


domingo, 3 de julio de 2011

Xenofobia

Por Leo Timossi
leotimossi@hotmail.com

                El siguiente es un análisis del debut de Argentina en la Copa América. En las siguientes líneas utilizaremos un lenguaje soez y percibiremos momentos de falta de respeto. Las siguientes palabras pueden no ser aptas para todo público.

                Atrás, por obligación, quedó mi indignación por no haber conseguido entradas. Ignorada, por mi parte, la presentación de la Copa. Siempre sentí que este tipo de circos solo juegan con la ansiedad del fanático futbolero esgrimiendo un conjunto de movimientos dignos del programa de Tinelli. Aun así, me preocupaba el partido. Me asustaba Batista y su tozudo intento por jugar como Barcelona. Intento sano, quizá no correcto para un país potencia, lejos de ser cierto. La base de jugar con un trivote central da la pauta de la mentira que nos representa. Pastore, mientras tanto, lamenta en el banco haber dejado en Córdoba su Game Boy Color.

                Argentina partió de base con un 4-3-3 que asomaba demasiado largo. Milito no corre en situación de ser titular después de un año sin el rodaje necesario. Rojo, aun con crédito por su edad, dio target de jugador sobrevalorado. En el medio, puntos bajos. Cambiasso dio muestras de juego ofensivo y primer toque, aunque su físico dista de ser el ideal. Banega demostró que es una alternativa válida y de gran entendimiento con Messi, pero el error en el gol boliviano marcó su confianza por el resto de la noche, donde se lo vio inseguro. Mascherano, en cambio, olvidó sacarse el chip de Barcelona, ya que se lo vio todo el partido como tercer central.

                Finalmente, fue en la zona de ataque albiceleste donde se sintieron los puntos flojos, principalmente por la expectativa que sobrevolaba aquella zona de tantos millones. Lavezzi, a gusto de quien escribe, sin nivel de selección, picó incontables veces sin que lo puedan parar y tiró innumerables centros que todavía no terminaron de bajar. Posiblemente se vio tentado por ver cuán resistente es el techo del estadio único e intento pegarle, supongo que con éxito, ya que la pelota escapaba la pantalla. Tevez mostró su peor cara, la que lamentablemente nos acostumbró en la selección: es un autito chocador, y eso compra la gente, que lo ve encarar para adelante y poner el hombro ante los defensores. Para algunos eso es garra. No obstante, lejos está Carlitos de tener la culpa. La posición en que lo ubicó Batista, de extremo izquierdo, lo favorece tanto como un primer plano. Tevez es un nueve de área, que se pierde intentando diagonales. Precisamente el gol que hace Agüero para el empate es una marca registrada de Tevez, en su zona, sin lugar a dudas, adentro del área.

 La Plata quería ver a Messi. Lio, en su segunda visita al estadio (había jugado un partido de las estrellas, allá por 2005) mostró destellos de jerarquía que le alcanzaron para ser el mejor jugador de campo del equipo argentino, sin dudas Romero fue el mejor del partido. Algunas apiladas y pases entre líneas calentaron el alma y llenaron los ojos de los miles de asistentes que sacaron sus entradas dos meses antes del partido solo para verlo a él. Y en su bajón en el segundo tiempo, encuentro de nuevo un solo culpable. Si, las referencias evocan a ex barbudo número 5 campeón en México 86. Es raro el planteo del Checho, que quiere a Messi jugando de nueve en la mitad de la cancha. El mediocampo y el ataque se muestran inconexos, a Lío no le llega la pelota y Pastore, mientras tanto, lamenta en el banco haber dejado el Ipad en el hotel.

                Di María, a quien pedí a gritos en lugar de Lavezzi, entró en el ST y jugó su peor partido en la selección. Las simulaciones y las protestas se convirtieron en su fuerte en esta etapa madrileña. Una pena, porque puede dar mucho más. Solo Agüero, el Kun, dio muestras de entender lo que estaba pasando. Porque enfrente estaba una de las selecciones más débiles del continente, que nos había metido seis goles en el último partido. Y ahora estábamos perdiendo, y no había altura de por medio. Ojala Agüero, que siempre promete desde el banco pero no cumple desde el arranque, confirme que este es su momento de ser titular.


                Mientras tanto, en calle Viamonte, dicen que se prepara una ofensiva espectacular. Un octogenario ferretero estaría presentando, allá en Suiza, una grave denuncia por xenofobia. Parece que un grupo de bolitas, bastante indiscretos, nos faltó el respeto una vez más. Y encima, gritó Don Julio, esta vez fue de local.