Camina, piensa. Pide el cambio. Piensa y piensa. Lo frena. El Maestro Tabarez mastica el partido, desde hace ya, 70 minutos que juega con uno menos, además de tener dos cambios. No quiere regalar nada. Sabe que en frente tiene a Messi, y si hace las cosas mal se vuelve a casa.
Del otro lado Batista mira, con las manos en los bolsillos, como sus dos cambios quedan sin efecto, cuando el Capitán Argentino se hace echar por una tonta falta en la mitad de la cancha. El equipo queda partido con un Gago, que cubriendo todo el ancho de la cancha, se queda expuesto. Baja Pastore, baja Tevez, pero ninguna respuesta desde el banco. A aguantar el partido como se pueda.
Tanto es así, que en el alargue Gago en parte por su esfuerzo físico, se lesiona y el partido se desmorona. Bigilia a la cancha pero por urgencia más que por necesidad. Argentina queda así ligada a la suerte de Messi e Higuain- que se cargó el equipo al hombro en los últimos 15 minutos.
Esto muestra que fue Argentina, una improvisación, desde el comienzo de la copa, hasta nuestro final, la selección no hizo más que improvisar. Y no tanto por los jugadores, sino por el mensaje que bajaba desde arriba. El DT estuvo perdido siempre, o mejor dicho, desde que se dio cuenta que no había Albanias en esta copa. Ya al final del primer partido cuando declaro - erradamente- que no quería jugar como el Barcelona, contradiciendo su discurso vendedor de espejitos de colores. Luego pasaron muchas cosas, y en tan pocos días, diciendo que no iba a cambiar el equipo, a meter 4 cambios y hasta tocar el esquema, desde tener a Banega y Cambiasso, como estandartes, a no ponerlos más, desde su Di Maria – Lavezzi, a no tener a ninguno en cancha, de su “Messi es mi nueve, Tevez no” a poner como de titular al del Manchester City.
El técnico definitivamente, no vendió, sino que regalo espejitos de colores, y el resultado está a la vista.
Así y todo, ayer se podría haber sacado un buen resultado. Con un Messi encendido, como pocas veces se lo vió, Argentina tuvo a Uruguay contra las cuerdas y mal herido. Pero aquí encontramos otro punto clave en esta cuestión. Si no es por Messi, Argentina no juega, y quedo evidenciado en el segundo tiempo, cuando prácticamente se pateó muy poco al arco. Quizá porque Messi al final si es humano y no puede mantener el mismo nivel los noventa minutos o quizá porque no hay “plan b” al final de todo. Lo cierto es que con el Rosarino destruido físicamente, la selección no supo que hacer y como entrarle a un Uruguay cerrado con candados.
Otro ítem importante a señalar, es la defensa. Tanto es así, que desde el partido con Albania, se veían falencias defensivas, que nunca se mejoraron, pasó Bolivia, Colombia, y Costa Rica, pero no se había cambiado nada. Y Uruguay con un Suarez mañero y ponedor, complico a los centrales argentinos, que sin mucha inteligencia cortaban con falta- juego que más le gusto a Uruguay- dejando a los Celeste con las pelotas paradas en su poder. Y así, Forlán, con su pegada magistral y Lugano con un juego aéreo formidable, complicaron durante mucho tiempo a la Argentina. No sorprende que desde esa vía nos haya convertido el único tanto.
Otro aspecto importante a mencionar es que Argentina se fue de la copa invicta, pero ganado solo un partido ante Costa Rica, rival que no enfrentaremos en las eliminatorias que se vienen. Dato que llama la atención y muestra lo duras que serán las clasificaciones a Brasil 2014.
Pero ante todo, hay que tomar conciencia, otra copa ha pasado y ya son 18 años sin títulos. Cosa que apunta a replantearse todo. A sacar conclusiones y seguir para adelante. Conclusiones que no son positivas, pero que pueden serlo si con miras al futuro se modifican aspectos fundamentales para volver a ser lo que en un tiempo se fue.
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