jueves, 14 de julio de 2011

El Optimista del Pasegol


Por Leo Timossi
leotimossi@hotmail.com


El fútbol ofensivo es infinito, interminable. Por eso es más fácil defender que crear. Correr es una decisión de la voluntad, crear necesita del indispensable requisito del talento.

Marcelo Bielsa.


                Es difícil saber,  a ciencia cierta,  donde tiene la mirada. O, mejor dicho, como hace para ver a sus compañeros. Porque Lionel agarra la pelota y mira al piso, o mejor dicho, a su mejor novia y el pasto. La pega al pie y corre, endiablado. Los defensores, víctimas de un desenfrenado huracán, no saben para donde agarrar. Messi tiene varias opciones. Puede encarar para donde quiere, desafiando leyes físicas que parecen haberse inventado para que él pudiese violar. Dicen que Einstein no se pierde, libreta en mano, ninguno de sus partidos. Si no encara, es porque Lio estará mostrando su mejor faceta, aquella que tendrá más brillo el día que la velocidad ya no sea tan compinche en sus gambetas y que su cara combine algunas arrugas. Los pases gol. La pulga es una adicto a despertar admiraciones. Y cuando no es su indescifrable zurda esquivando rivales como estatuas, cualquiera de sus pies de terciopelo tendrá la capacidad de dejar a un compañero en alguna que otra posición inmejorable, obsequiando una magia que no todos pueden observar. Lionel Andrés Messi. La Pulga. El mejor jugador del mundo.



                Argentina ganó, está claro. Esta victoria, tan necesaria como el agua, quitará del tapete las incontables críticas que recibe diariamente Sergio Batista. El peso específico del resultado final (que incluso, debió ser más abultado) hará olvidar las claras dificultades por embocar la pelotita al fondo de la red. Los desaciertos defensivos, la desorganización instalada, la dependencia del mejor…

                Sería de necio y resentido negar el buen funcionamiento de Argentina frente a Costa Rica. La selección nacional mereció ganar en todo momento el partido. Atacó bien, distribuyó bien. Una vez más, defendió mal.  Costa Rica prácticamente no traspasó la mitad de cancha. No se recuerda una intervención de Romero hasta aquel cabezazo tapado al final del partido. Sin embargo, Costa Rica tuvo corners aislados e innecesarios el primer tiempo. Corners que hubiesen llevado peligro de tratarse de un equipo con más ambiciones. Como nadie puede dudar del buen juego de Argentina, pocos se atreverían a decir que los ticos eran una colección de conitos desparramados que con muy poco, generaron un peligro que ante un equipo como Uruguay se pagará caro. La pareja de centrales y el arquero han sido los únicos que no cambiaron posiciones desde que inició el torneo (Mascherano se alejó del puesto de central que mostró contra Bolivia). El arquero fue figura los dos primeros juegos. La pareja central, en cambio, siempre mostró inseguridad.

El Kun es el goleador de la Copa.
                También será recordado este partido como el mejor de Gago en la selección. Está en su propio rendimiento hacer de esto una plataforma para no salir jamás de un equipo que necesita de alguien con esas capacidades o solo será anécdota de un hecho aislado. Argentina gozó de este esquema. Messi, incomodo e incluso errático los primeros minutos, gozó en su rol de pasador, al igual que Pintita, que no solo distribuyó siempre para adelante (y bien) sino que presionó arriba y cortó. Agüero jugó uno de esos partidos consagratorios que un crack siempre se debe en la albiceleste, jugando incomodo abierto por la punta. Aun así, no pierdo la pelota y es algo digno de elogio de alguien que nunca falló al intentar la individual. Quizá el punto más bajo, sin haber jugado mal, es para Higuaín. Porque falló todo lo que estuvo a su alcance (salvo aquella que entró y que el árbitro –mal- anuló) y sin embargo, su presencia se antoja necesaria. Porque es el único delantero referencia. Libera a Messi, patea con las dos piernas, y si el partido se juega diez veces, en nueve el Pipita no erra ni la mitad.

Gago jugó, por escandalo, su mejor partido en la Selección

                Aun así, Batista demostró ser lo más flojo del equipo una vez más. Cambios inentendibles. La entrada de Pastore fue un derroche sin convicciones, una presencia aclamada por la gente sin instruir nada más. El Checho nunca supo para que lo puso. Un tipo de su jerarquía podría aportar mucho desde el arranque, sin embargo, el banco la mayoría del partido es el único lugar donde el técnico le encuentra lugar. Poco más que inexplicable la salida de Higuaín por Biglia, al mismo instante. Con el partido ya ganado, se exigía un delantero para aumentar la diferencia o probar variantes; el volante de contención del Anderlecht poco podía aportar. Diego Milito, que jugaba con la PSP que había dejado Pastore en el banco de suplentes, se preguntó entonces “para que carajo estoy acá?”. Si no entraba ganando 3-0 contra Costa Rica, no tenía ni idea que clase de partido podía llegar a jugar. 


2 comentarios:

  1. Acostumbrado a ver buenos textos por este blog, jaja buenisimo timossi segui practicando a ver si algun dia me igualas XD

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  2. Como soy la nueva crítica de tus blog, me gusto el texto. Yo creo que Pastore tiene que entrar en el comienzo. Es increíble como juega. Con Messi haría maravillas. No me gusta la defensa. Con Uruguay va a ser peligroso y muy dificil. Uruguay tiene una buena delantera y nosotros una defensa pauspérrima. Espero que ganemos. Vamos Argentina!!!

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