Por Leo Timossi
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El siguiente es un análisis del debut de Argentina en la Copa América. En las siguientes líneas utilizaremos un lenguaje soez y percibiremos momentos de falta de respeto. Las siguientes palabras pueden no ser aptas para todo público.
Atrás, por obligación, quedó mi indignación por no haber conseguido entradas. Ignorada, por mi parte, la presentación de la Copa. Siempre sentí que este tipo de circos solo juegan con la ansiedad del fanático futbolero esgrimiendo un conjunto de movimientos dignos del programa de Tinelli. Aun así, me preocupaba el partido. Me asustaba Batista y su tozudo intento por jugar como Barcelona. Intento sano, quizá no correcto para un país potencia, lejos de ser cierto. La base de jugar con un trivote central da la pauta de la mentira que nos representa. Pastore, mientras tanto, lamenta en el banco haber dejado en Córdoba su Game Boy Color.
Argentina partió de base con un 4-3-3 que asomaba demasiado largo. Milito no corre en situación de ser titular después de un año sin el rodaje necesario. Rojo, aun con crédito por su edad, dio target de jugador sobrevalorado. En el medio, puntos bajos. Cambiasso dio muestras de juego ofensivo y primer toque, aunque su físico dista de ser el ideal. Banega demostró que es una alternativa válida y de gran entendimiento con Messi, pero el error en el gol boliviano marcó su confianza por el resto de la noche, donde se lo vio inseguro. Mascherano, en cambio, olvidó sacarse el chip de Barcelona, ya que se lo vio todo el partido como tercer central.
Finalmente, fue en la zona de ataque albiceleste donde se sintieron los puntos flojos, principalmente por la expectativa que sobrevolaba aquella zona de tantos millones. Lavezzi, a gusto de quien escribe, sin nivel de selección, picó incontables veces sin que lo puedan parar y tiró innumerables centros que todavía no terminaron de bajar. Posiblemente se vio tentado por ver cuán resistente es el techo del estadio único e intento pegarle, supongo que con éxito, ya que la pelota escapaba la pantalla. Tevez mostró su peor cara, la que lamentablemente nos acostumbró en la selección: es un autito chocador, y eso compra la gente, que lo ve encarar para adelante y poner el hombro ante los defensores. Para algunos eso es garra. No obstante, lejos está Carlitos de tener la culpa. La posición en que lo ubicó Batista, de extremo izquierdo, lo favorece tanto como un primer plano. Tevez es un nueve de área, que se pierde intentando diagonales. Precisamente el gol que hace Agüero para el empate es una marca registrada de Tevez, en su zona, sin lugar a dudas, adentro del área.
La Plata quería ver a Messi. Lio, en su segunda visita al estadio (había jugado un partido de las estrellas, allá por 2005) mostró destellos de jerarquía que le alcanzaron para ser el mejor jugador de campo del equipo argentino, sin dudas Romero fue el mejor del partido. Algunas apiladas y pases entre líneas calentaron el alma y llenaron los ojos de los miles de asistentes que sacaron sus entradas dos meses antes del partido solo para verlo a él. Y en su bajón en el segundo tiempo, encuentro de nuevo un solo culpable. Si, las referencias evocan a ex barbudo número 5 campeón en México 86. Es raro el planteo del Checho, que quiere a Messi jugando de nueve en la mitad de la cancha. El mediocampo y el ataque se muestran inconexos, a Lío no le llega la pelota y Pastore, mientras tanto, lamenta en el banco haber dejado el Ipad en el hotel.
Di María, a quien pedí a gritos en lugar de Lavezzi, entró en el ST y jugó su peor partido en la selección. Las simulaciones y las protestas se convirtieron en su fuerte en esta etapa madrileña. Una pena, porque puede dar mucho más. Solo Agüero, el Kun, dio muestras de entender lo que estaba pasando. Porque enfrente estaba una de las selecciones más débiles del continente, que nos había metido seis goles en el último partido. Y ahora estábamos perdiendo, y no había altura de por medio. Ojala Agüero, que siempre promete desde el banco pero no cumple desde el arranque, confirme que este es su momento de ser titular.
Mientras tanto, en calle Viamonte, dicen que se prepara una ofensiva espectacular. Un octogenario ferretero estaría presentando, allá en Suiza, una grave denuncia por xenofobia. Parece que un grupo de bolitas, bastante indiscretos, nos faltó el respeto una vez más. Y encima, gritó Don Julio, esta vez fue de local.
No coincido
ResponderEliminarLa posición en que lo ubicó Batista, de extremo izquierdo, lo favorece tanto como un primer plano. Te parece que no lo favorece el 1er plano?? tiene LA FACHA el negro, pedile perdon