miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sapos de este pozo.

Por Leo Timossi                                                                       leotimossi@hotmail.com                                                                                                                   


Las eliminatorias para el Mundial 2014 recién comienzan. Sudáfrica todavía no terminó de sangrar y la Copa América es algo más que un recuerdo fresco. Amargo y cercano. Un año, cuatro meses y un par de días después de aquel día donde Pasman dejó de sentirla (tan) adentro, la selección Argentina, llena de imprecisiones y algo obtusa de buen juego, ganó dos partidos, empató uno y perdió el restante, jugadas cuatro de las 16 fechas con destino final carioca. En el medio, un mamarracho dirigencia, una Copa perdida de local y el primer despido de la era Grondona. Un año, cuatro meses, dos fracasos y tres técnicos.

                Las tentativas de las nuevas tecnologías invitan a caer en el error de visitarlas en medio de los partidos. Quien haya visitado la red social twitter mientras transcurría el primer tiempo entre la selección colombiana y su par argentina  seguramente encontró muchísimos comentarios negativos (muchos, con razón) sobre el rendimiento  de los dirigidos por Sabella, como así también muchos otros maliciosos, sin sentido y hasta opositores. En un país donde el mundo fútbol y sus criticas y opiniones han transformado casi todos los niveles de debate (comportamientos políticos o faranduleros, por ejemplo) en el caso del deporte rey, la crítica se torna feroz e impaciente. Muchos pidieron la renuncia de Sabella, que lleva en el cargo algo más de tres meses.


Mascherano ya desvío la pelota haciendo inútil
el esfuerzo de Romero.
                La Selección asomó la cabeza en Barranquilla con un cambio de planteo, mucho menos ambicioso en cuanto a ofensiva. El plan involucraba solidez defensiva mediante el control de la pelota y la recuperación rápida con el trivote Braña-Mascherano-Guíñazú. Este último y Sosa, con el objetivo de hacerle llegar la pelota a Messi e Higuaín. Es lógico entonces decir que el proyectó no presperó de la forma esperada. Porque el sector derecho sufrió casi todos los embates del local, victimario de un Sosita errático y poco dinámico. Por ese sector Colombia atacó dos veces y sólo el pie de Burdisso y el mal cabezazo de Jackson Martínez evitaron el primer gol cafetero. Pero cuando la vocación ofensiva se basa en intentonas individuales de Messi, el planteo mezquino se paga con goles en contra. Y una torpe falta de Zabaleta en cerca del área invitó un tiro libre de medio gol al que Mascherano, de flojo partido, regaló la otra mitad. Una desgracia al planteo de Sabella, quizá no inequívoco pero si inefectivo desde su ejecución.

Nico Burdisso es retirado en camilla.
Se rompió los ligamentos cruzados.
 Las sensaciones no eran las mejores. Y el pueblo argentino twittero (oh juremos con gloria morir) expresó sus sensaciones en la red. Que Sosa no tenía nivel de selección nacional, que Sabella  debía renunciar y que Messi es catalán son algunas de las acusaciones más suaves de los detractores de este proceso. Sabella, muchos kilómetros más allá y ajeno a estas cuestiones, optó por mantener a Sosa en cancha, pero sobre la izquierda, reemplazando a Guíñazú el Kun Agüero. La empresa entonces asomaba arriesgada, sobre todo por lo descuidado del andarivel derecho. Cosas del destino, de la suerte y de la inocencia colombiana para no explotar la nueva actitud de los capitaneados por un Messi más generoso explican que desde la entrada de Agüero y sus combinaciones con Lío, la sensación térmica de la asfixiante Barranquilla avisaba sobre empates.

                Así fue como Sosa, que dejó de ser Sosita en el segundo tiempo para firmar su mejor partido en la mayor, al fin de cuentas, combinó con Clemente y tras un centro atrás mal rechazado por Ospina, Messi empujó para convertir su segundo gol en eliminatorias, en el país donde marcó su primer gol albiceleste hace ya seis años. El empate, situación impensada en el primer tiempo y en una selección a la que se le achaca falta de carácter, era cosa palpable.


                Entonces, el peso especifico del ataque argentino se hizo sentir. Pudo ser de Colombia, pero Romero se quedó con la masita de Zuñiga. Para estos jugadores, que jugaron como sapos pero orgullosamente de este pozo, algunos errores son deliciosos. Higüaín encontró al arquero tras recibir de Messi. El arquero colombiano dio un rebote hacía afuera que encontró a Agüero, que no tuvo más que gritar el gol con ganas, su quinto en trece partidos por eliminatorias.

Y el horizonte de trabajo de Sabella, ahora asoma más tranquilo. Porque tiene siete meses por delante para el próximo partido de eliminatorias, que lo encontrará en igualdad de puntos con Uruguay, aunque con un partido menos. Lamentable la  lesión de Burdisso, pero saludable ingreso de Federico Fernández, hoy por hoy, con chances de ser titular, no así Desábato, de buen partido. Se podrá aceitar una idea, buscar variantes de juego y esquemas, para fomentar un mismo equipo que mantenga una línea en todas partes. Así, llegado el 2014, estaremos todos en Brasil alentando por mérito de resultados vistosos. Hoy, se ganó jugando feo, sacando provecho de errores deliciosos.