lunes, 20 de junio de 2011

El Goleador Serial

Por Leo Timossi                                                                        leotimossi@hotmail.com                                                             

La Garza
Los ardeidos (Ardeidae) son una familia de aves Pelecaniformes que incluye a más de 60 especies, conocidas genéricamente como garzas en todo el mundo hispano, mientras que en el centro de México algunas de ellas son llamadas chichicuilotes. Los ardeidos antes se clasificaban dentro del orden Ciconiiformes.

                Antes de comenzar a detallar el doloroso final, debo una aclaración significativa: El titulo, nunca más explicito, ni mejor elegido, no es mío. No lo escribí yo. No se me ocurrió. Quizá no habría tenido la lucidez de haberlo encontrado. El titulo no es reciente. Fue escrito hace doce años por un tipito de Rosario, un tal Fontanarrosa. Creo que de estar entre nosotros, el negro no se ofendería por este robo de derechos registrados. Él era consciente de que hasta ciento de años después, aquel titulo continuaría vigente.  De hecho, esté donde esté ahora, debe tenerlo claro. Aquella nota que hablaba del Boca Campeón de 1998, pero más que nada de mi primer ídolo, Martín Palermo, es, sin duda alguna, la que más me impactó.

                Eran tiempos difíciles para mí y el fútbol. Teníamos una relación tan estrecha, que yo sin saberlo conocía, desde adentro, todas las canchas del Nacional B. La discusión eterna de sobremesa en la familia será siempre detallar exactamente cuál fue mi primer partido, si fue antes de irnos al descenso del 94 o si fue en la misma B. Lo que ninguno de nosotros pone en tela de juicio (y en tiempos de hoy, de infinitos exitistas albirrojos, enorgullece) es que aquel traspié futbolístico reivindicó en la familia un amor por el club algo naufragado desde 1983. Tengo en mi mente varios recuerdos, algo tibios, pero existentes de estar con mi papá en la cancha, de la sorpresa que me causaba la chiquita cancha de Douglas Haig o el impacto de la doble Visera de Independiente cuando jugamos contra Arsenal de Sarandí. Pero por otra parte, mucho más dolorosa para mi viejo, yo odiaba el fútbol. A mis tres años, mi papá cometió el error garrafal de ser mejor que yo. Pisaba la pelota y daba vueltas, crueles, girando la pelota sobre su propio eje, imposibilitando para siempre que yo lo pueda alcanzar. Esas cosas no han cambiado con el tiempo. Al día de hoy, me sigo fastidiando si no tengo contacto con la pelota. En aquel momento, no tenía la fortaleza anímica suficiente para superar las adversidades. El fútbol se fue desplazando de mi vida entonces, alejando a Capria de mis ídolos para aferrarme a los Power Rangers.

                Aquel desencuentro con el fútbol pronto se transformo en odio indisimulable. Creo recordar (en realidad, espero haberlo soñado) ver a mi viejo lagrimeando después de que le gritase que no quería ver con él ningún partido de fútbol, que no me gustaba, nunca más. Entonces, el destino caprichoso le hizo un guiño a mi papá. Bajó desde el cielo una Garza platinada. La historia dirá que Palermo se tiño el pelo de rubio para llamar la atención de los clubes grandes. Yo elijo creer que es un ruego de mi viejo, que sabía que eso me iba a impactar.

Martín  La Garza Palermo irrumpió en la titularidad de Estudiantes y en pocos partidos, llenó la camiseta de Goles. Despertó en mí una admiración difícil de explicar, me devolvió las ganas, me genero dudas acerca de la fortaleza de los power rangers, yo quería ser como èl. De repente ver los partidos con mi viejo se transformó en un ritual infaltable, pero con una diferencia entre ambos: Él miraba los partidos de Estudiantes. Su hijo, miraba los de Palermo.

Todavía recuerdo la dura mañana en que mi odio por el fútbol fue extremo. Me desperté solo y eso fue raro. Creo que mi papá nunca me lo había dicho en esos meses que pasaron por el miedo de lo que a la postre, no pudo evitar pasar. Me senté al lado suyo, en nuestra vieja cocina comedor que ya no existe y le hice una sola pregunta: ¿Papi, juega Palermo? No hijo, lo vendieron, me dijo con la mayor dulzura que un padre puede tratar a su primogénito. Pero el daño estaba hecho, y a mí el fútbol no me gustaba más.




El Loco

adj. Que tiene trastornadas las facultades mentales.


                Le costó solo un corte de pelo reconquistarme a Palermo. La imagen de su flequillo rubio saltando en el aire y marcando tantos goles de cabeza dio la vuelta al mundo e influyó directamente en mi pasión. Si, obviamente me hice aquel corte de pelo, aunque mi vieja no me dejó teñirlo. Pero no fueron solo los 20 goles que metió en el torneo (en 18 fechas) los que me devolvieron la ilusión. En ese momento, Martín fue bautizado como El Loco. Sus festejos desenfrenados, muchas veces graciosos, transformaron cada partido en un show. Y yo, fiel a mi ídolo, me sentaba entusiasmado consumiendo aquella figura mediática a través del televisor. En ese momento renació mi amor por el fútbol, que está vez, aunque no lo jugaba, fue definitivo. Y no puedo negar cierta simpatía por aquel Boca Bicampeón.

                Hay una imagen que marcó un quiebre para mí y creo que también, el final del Loco Palermo. Una noche, de esas que se pierden en la memoria de mis ocho años, se transformó en una repetición audiovisual que me acompañara el resto de mi vida. Estaba en un cumpleaños, en la casa de un familiar de mi mamá. Ellos tenían un perro, que se llamaba Palermo, quizá la demostración más cabal de la repercusión de Martín en aquel momento de la historia. Yo jugaba con él cuando la pelota rodó en Santa Fe y la carrera por los 100 goles de Martín El Loco Palermo se puso en marcha. El pase a la Lazio estaba a la orden del día. Toda la familia, independientemente de aquel cumpleaños, se prendieron al televisor, como fanáticos pinchas que venerábamos al hijo prodigo. El destino cruel quiso que yo esté mirando justamente el momento en que los ligamentos de Martín dijeron basta. Me quedé duro, horrorizado. Solo se podía comparar algo así con la muerte de Batman. Pero a diferencia del hombre Murciélago, Martín tenia superpoderes, el videojuego le dio una vida más. Y gritamos, abrazados con mi viejo, el gol que El Loco le hizo a Colón con la pierna rota. Celebré sus cien goles. Y cuando Martín lloraba, retirado en camilla, entendí esta pasión que se lleva adentro por este juego hermoso, por primera vez en mi vida. Fue la primera noche que Palermo me llevó hasta las lágrimas.
Palermo marca, con la pierna rota, su gol 100 en Primera División.

El Titán

1.       m. mit. Nombre aplicado a cada uno de los seis hijos de Gea y Urano:
2.       Sujeto de excepcional poder:
3.       Persona de gran fortaleza física o sobresaliente en cualquier aspecto:


La parte más conocida de la historia. La más reciente, la conmovedora. La etapa de transición de loco a Titán tuvo su momento culmine en su vuelta de Europa. No recuerdo quien fue el primero en llamarlo así, ni tengo clara cuál fue la primera vez. Imagino que tuvo comienzo aquella noche épica del gol a River, en la reanudación de su historia. La segunda noche de lágrimas. 

Dos años después ahí estaba Palermo, levantándose de nuevo, después de que se le cayera encima una pared. Gritando un gol, claro. Por aquel momento, me compré mi primer camiseta de un club de Europa. El equipo era Villarreal, de España. El número, 23. Algunos años después vino la primer tarde de lágrimas. La primer mañana había sido aquella fría contra el Real Madrid, que me encontró festejando con la camiseta de la selección nacional. La tarde de lágrimas fue esa que Stefano se fue al cielo pero le pidió antes a su papá, devoto como soy yo del mío, que le regalase un gol.

Nunca más me permití enojarme con la Garza, Martín, el Loco Palermo. Ni siquiera cuando el Titán nos marcó en aquella final el primer gol. Me transformé en un seguidor suyo, devoto, silencioso, algo conservador. Cada optimismo del gol suyo me generaba una alegría interna, como si fuese un logro propio, algo que nos pasó a tantos miles de argentinos, de Estudiantes, de Boca y de equipos que en sus camisetas tienen otro color. Por eso, la tarde del gol a Grecia fue la segunda de Lágrimas. Lloré, y no hubo disimulo. Fue el gol más gritado de la selección en tierras sudafricanas. Porque Palermo era el tipo que exigía el pueblo futbolero argentino. Él, siempre agradecido, entró y nos obsequió otro gol.

Por eso me cuesta asumir que esta noche Martín, haya sido la última noche de lágrimas. A vos te debo que me guste el fútbol. Hay tantas personas que no pueden ser ejemplo ni con las palabras, y vos, con un arco y una pelota, diste tantas demostraciones de esperanzas que para muchos sos un salvador. Todo homenaje será escaso. Con tu retiro, se va la última parte que quedaba de mi infancia. Y me siento muy pobre, dado que, posiblemente, vos ignores a este gran deudor. Los dirigentes de Boca, algo amarretes, te regalaron un arco. Yo sólo puedo regalarte estás nuevas lágrimas, mientras escribo el texto y un último gracias! De todo corazón.



miércoles, 1 de junio de 2011

Boca Juniors. La hora de Mati: River, Arsenal y Newell´s

Por Matias Giannattasio

Antes que nada, quiero dar mis disculpas, tanto a Leo como a los visitantes del blog, por no haber escrito por un lapso de prácticamente dos semanas. También se debe a la falta de tiempo, el tan preciado tiempo. Espero que no vuelva a suceder.

Bien, en mi último texto hice un análisis sobre los días previos al superclásico. Ahora voy a tratar de abarcar desde ese partido hasta el día de hoy.

Boca-River. El superclásico.

Como ya se sabe el partido termino y hace unos cuantos días, para algunos las secuelas aun repercuten, para otros el encuentro ya pasó. Como había podido expresar anteriormente, a mi entender, Boca debida enfrentar al rival más duro que le quedaba en el torneo, sin desmerecer a los demás. Y mucho no me fallo el análisis, si bien boca ganó, no lo hizo de forma merecida, y por ende, no jugó bien.

Fue un partido lleno de asperezas, muy friccionado, muy trabado, y trabajado. Sobre todo del lado de Boca, que como ya dijo el Técnico, era para “jugarlo con los dientes apretados”, y eso se vio en la cancha. Los jugadores iban y venían de un lado para el otro, persiguiendo el número de camiseta de Lamela y compañía, tanto fue así, que los de Núñez, si bien no manejaron bien la pelota, fueron los que mejor la utilizaron.

El Titán se despidió de los superclásicos
de la forma soñada. Respetado hasta por los hinchas de Rive
r.
Los goles, dirá ustedes, a mi entender fueron hechos aislados al desarrollo del juego. El primero llego después de una avivada de Mouche que casi termina en gol en contra, derivó al córner que ya todos conocemos. Y el Segundo, fue más bien una avivada de Riquelme,  que llamo a Mouche para que ejecute una supuesta jugada preparada.  De ahí vino la carambola que dejo a Palermo solo frente a un Carrizo ridículo.

Luego de esos dos goles, el partido fue mucho más parejo, pero a mi entender con River siempre mejor que Boca, que lo pudo haber liquidado si hubiese sabido aprovechar una serie fugaz y pasajera de contraataques, que por la mala visión de juego o por egoísmo, no terminaron en el fondo del arco. No hay que dejar pasar por alto las numerosas ocasiones de gol, que genero River, si bien para un partido tipo son pocas, fueron más que las que Boca generó.
Carrizo, de pésima tarde, se lleva la pelota bajo el brazo.
El uno millonario vive un momento irregular.

Voy a hacer un párrafo aparte para mencionar  dos hechos destacados y ajenos al futbol, los cuales se robaron la atención del superclásico. El primero y principal, fue la actuación del árbitro. A mi entender este tipo de profesionales, son los que no benefician al deporte, y mucho menos al nuestro. Me causa una profunda tristeza  ver que la vieja escuela de árbitros fije este tipo de ideales en muchos de los “nuevos”, y que nosotros como espectadores tengamos que soportar muchas de sus negligencias por tener una inadecuada formación. El otro hecho fue la actitud de Almeyda. Todos los que alguna vez han jugado al futbol, ya sea de manera profesional, amateur o en la cancha de tu barrio, saben lo que es una calentura. Ahora bien,  lo repudiable, desde mi punto de vista, es que un jugador de la talla de Almeyda con tanta experiencia cobre el hombro, salga besándose la camiseta de su club frente a la tribuna del rival de toda la vida. Uno puede decir, pero es una calentura, y se entiende. Pero nadie puede predecir y mucho menos controlar la actitud de 15 mil personas ante un hecho así, porque no todos reaccionaron igual. Por suerte no pasó una desgracia, porque loquitos los hay en todos lados.

Terminado este partido, puedo decir que Boca ganó porque esto es fútbol y tiene estas cosas. Sin jugar bien sacó una diferencia importante, y luego la supo o la quiso reguardar. Mucho más que eso no paso. Pero como se sabe los goles no se merecen, se hacen.

Arsenal-Boca

 El resultado del súper hizo que la semana posterior fuera mucho más tranquila. Aunque hubo acontecimientos importantes de cara al partido del domingo (Vs Arsenal). Juan Román Riquelme, se había lesionado, y no iba a poder estar entre titulares. Nuevamente los problemas se hacía presentes y había que planificar un partido, que desde el vamos era difícil, sin el mejor jugador del equipo.

Esto provoco que Falcioni tenga que cambiar el esquema de juego, el enganche salió y entró un cinco. Riquelme por Erviti fue el cambio, y con esto la idea futbolística también se vio modificada. El buen trato a la Pelota que se intentaba con Román, se desvaneció e ingreso el pelotazo y la verticalidad que por momentos tiene un Boca sin el diez. Esas eras las modificaciones que se preveían.

Y cuando el partido se puso en marcha, se hizo realidad. Un Boca desordenado, desprolijo y jugando de una manera desastrosa, hizo lo poco que pudo, ante un Arsenal, que sin tanto trabajo, superó a los Xeneizes por 1 a 0, al término del primer tiempo.
El cordóbes Obolo ya marcó el primero de Arsenal y lo grita frente a su público.
Fue una pesadilla para el fondo de Boca.

En el segundo la historia fue distinta. El ingreso de Viatri aporto mayor dinamismo, y juego. Tanto fue así, que en los primeros minutos Boca encontró la igualdad mediante un centro que el propio Viatri capitalizo por gol. El rumbo se enderezaba y había una pequeña esperanza de poder  ganar el partido. La cual se borró por completo cuando Arsenal se puso nuevamente por delante en el marcador. Tras un centro en el cual Lucchetti salió mal, y dejo el arco a disposición de Lisandro Lopez.  Otra vez el partido se hacía cuesta arriba.
Lucas Viatri marcó el priemr gol y fue determinante
oxigenando al xeneize

Pero Boca no se quedó, no acusó el golpe, y salió a buscar el empate. Con mucha más actitud que juego (como ya es normal a esta altura del torneo), los de La Boca, pudieron empatar el partido tras una gran jugada colectiva, que Mouche cambio por gol. Luego de esto era poco el tiempo para poder hacer algo más, aunque Palermo tuvo el gol de la victoria, que Campestrini ahogó.  Boca se llevó un punto, que dejo como aspecto positivo la posibilidad de recuperar el marcador dos veces, y nada más. Otra vez se volvió a jugar mal, y en esta carrera para clasificar a la Copa Sudamericana, ese pobre punto no ayudaba en nada. Solo restaba esperar que en la próxima fecha se dieran una serie de resultados que ayudaran a aproximarse un poco a los seis primeros de la general.

Y así se encaró la semana pensando en ganar el domingo de local, y rogando porque Racing perdiera.

Boca-Newell’s

Este Boca que no le llega ni a las vendas a Vélez y ni roza a un Lanús o Godoy Cruz, ya acumula siete partidos sin conocer la derrota. No tiene un juego vistoso ni elegante, sino todo lo contrario. La lucha, y el despliegue tanto defensivo como ofensivo, son sus principales armas, que lo han llevado a colocarse a un punto de la clasificación a la Copa Sudamericana, y a cinco de la punta del torneo.

El pasado domingo fue el turno de recibir a los Rosarinos, y todo indicaba que sería un partido accesible, dado por la posición que ocupan en la tabla además de su rendimiento.

Pero no todo fue tan simple. Boca comenzó intentando llevarse por delante a Newell’s, y lo logro.El primer tiempo fue enteramente Xeneize, Boca manejo la pelota, como quiso y así genero las mejor situaciones de gol (por no decir las únicas). Con una amplia tendencia a los centros, buscando a Palermo, llegaron las primeras situaciones. Con un Chavez muy activo, Boca encontró un penal provocado por el experimentado Schiavi.  El histórico nueve fue el encargado de ejecutarlo y Peratta el responsable de detenerlo. Aunque esto significó un duro golpe para el equipo, Boca siguió intentando y tuvo otra oportunidad que el Titán no supo aprovechar.


Cuando se fue el primer tiempo, el resultado tenía sabor a poco, muy poco, se podría estar ganando pero parecía que no era la tarde. Sin embargo, al comienzo del segundo, Boca siguió con la misma actitud y así fue que, gracias a una pifia en la defensa rival, Palermo puso el uno a cero, sacándose él y todo el equipo, un peso de encima. De ahí en adelante se repitió algo que ya es frecuente. El equipo se replegó, tratando de encontrar alguna contra, que no llego. Newell’s encontró la pelota y se adueñó del partido, aunque no generó nada. Así el encuentro se fue yendo y Boca se quedó con tres puntos nuevamente.

Haciendo un análisis del partido, se pudo ver a un Erviti mucho más activo, y generando juego. No llegó a ser el de Banfield, pero con eso alcanzó. Los laterales fueron fundamentales, tanto en ataque como en defensa. Chavez y Colazo continúan creciendo y mejorando; Somoza es, por momentos, impasable. Englobando todo, Boca, como dije, no es Vélez, pero juega a su modo y por ahora es efectivo.