por David Orenes Almira davidelfy@hotmail.com
La primera fue en Wembley con un trallazo de falta de Koeman. Agónico, a balón parado, en la prórroga. Ese fue el inicio de un ciclo. Ayer, también en Wembley, fue todo menos agónico. Un espectáculo futbolístico que coronó al Barça con su cuarta Copa de Europa dejando al United en ridículo (sobre todo la defensa) y alzando una vez más a un jugador que, con total seguridad, volverá a ganar el Balón de Oro en 2012.
Alex Ferguson decía que tenía hasta cinco equipos que podían frenar al Barça. Si era así, dudo mucho de que escogiera alguno de ellos, o que lo planeara del todo bien. El caso es que confió en los jugadores que llevaba alineando desde hace varias jornadas en la Premier, con Giggs – Carrick –Park en el centro y Valencia, Rooney y Chicharito arriba. Se equivocó, y puso un once semejante al de la final de Roma de hace dos años, pero con Giggs presionando a sus 37 años como si fuera un perro de caza. Error de bulto. España entera critica y criticará a Mourinho el resto de los días por jugar como lo hizo contra los azulgranas, pero lo cierto es que colocando a Pepe en el trivote con Xabi Alonso y Khedira resultó a la perfección. Inglaterra estuvo días y días mencionando la baja de Fletcher hace dos años para la final de Roma como decisiva. Y ayer, con el escocés recién recuperado de una lesión, no jugó un solo minuto. Confió en los que llevaba confiando en los últimos meses. Como Mou en el primer clásico de todos, en el que le cayeron cinco goles.
Dicho esto, los diablos rojos (que no fueron rojos y mucho menos diablos) presionaron como posesos los primeros diez minutos. Llegaron a poner de los nervios a Valdés en dos ocasiones, con dos salidas que pudieron haber costado una desgracia. Pero, una vez Xavi pudo sacar al Barça de esa presión asfixiante, empezó el show. Hasta tres veces se quedaron solos jugadores azulgranas para marcar, hasta que un pase espectacular de Xavi Hernández cayó en los pies de Pedro, - que es un seguro de vida en los grandes partidos- y define fácil, engañando a Van de Sar. El United, tirando de orgullo, reaccionó, y lograron marcar a los siete minutos en una gran jugada de Rooney, que hizo una pared con Giggs (en fuera de juego) y definió con clase haciendo imposible la estirada de Valdés. Los ingleses, con una sola ocasión, habían empatado el encuentro. Y así terminó la primera parte. Pero la segunda fue de nuevo un monólogo azulgrana. El United se había encerrado en su campo y ya dejaba a Rooney sólo contra el mundo en las contras. Sin apenas espacios, entre Xavi, Iniesta y Messi superaban a los rivales como si fueran conos de entrenamiento. En especial el argentino, que se marcó jugadas individuales y asistencias de ensueño. Con la muralla blanca incapaz de conceder más metros, el Barça se dedicó a chutar desde fuera del área. Sin embargo, el balón parecía un imán para Van de Sar, pues casi todos fueron a sus manos. Y cuando digo casi todos, me refiero a que Messi se sacó un fogonazo entre cuatro defensas que trastocó al holandés, adelantando de nuevo al Barça y haciendo su gol nº 12 en 13 partidos.
Tercera Champions consecutiva que Lionel es goleador, en este caso, alcanzó a Van Nistelrooy en cantidad de goles, con 12 en 13 partidos. Impresionante. |
Pero no había terminado todo ahí. Ese gol hundió al United, que trató de reactivarse, pero fue imposible. Sólo Rooney o Fabio lo intentaban, y el brasileño fue sustituido por Nani en un intento de echar más pólvora a los cañones. Pero esa banda no era el problema. Y Messi lo supo cuando dejó sentado a Evray dio un pase que fue rechazado y que la propia defensa del United no supo despejar; los azulgranas recuperaron el balón y Villa, desaparecido en combate durante casi todo el partido, se inventó un golazo antológico que nadie jamás olvidará. Una rosca, desde el borde del área, como si de una falta a balón parado se tratara, que dejó helados a los diablos. El Manchester tuvo alguna más, pero no tenían nada que hacer. Se había impuesto el mejor equipo del mundo, el que definitivamente ha marcado una época. El “Pep Team”, escudado por los mejores jugadores, pero sobre todo comandado por un jugador que es de otra galaxia. Enhorabuena, porque nunca antes había visto nada igual en el mundo del fútbol.