martes, 2 de agosto de 2011

Quiero mi Perazzo (de buen fútbol)

Por Leo Timossi
leotimossi@hotmail.com

                La selección Argentina sub20 de fútbol empató esta noche sin goles frente a su similar de Inglaterra, en el marco de la segunda fecha de la fase de grupos del Mundial de la categoría disputado en Colombia. Argentina, máximo ganador del trofeo con 5 títulos entre 1979 y 2007 y a priori candidato a vencer en el certamen, inició el partido con fútbol de pase directo y poco profundo, producto de la decisión tan moderna del entrenador Perazzo de jugar con un solo hombre-gol.

                Posiblemente haya influido en la apreciación de este torpe aspirante a periodista el pesimismo reinante en la atmósfera del balompié. El stress deportivo signado por la cruel perversidad de los ferreteros de arriba, que un día nos pinchan la pelota con un camión de 38 ruedas y hoy nos traen una Jalisco a estrenar por presiones del gremio, es, posiblemente, el principal aliciente de la inseguridad que hoy nos reina. Si uno siente amenazada su posición y su derecho de hincha, ¿Cómo haría un empleado de la AFA para no sentir amenazada su profesión?

¿Cómo no sucumbir ante la presión resultadista del negocio/juego si las más firmes convicciones de Viamonte varían en una semana? ¿Cómo sentirse protegido cuando el único apoyo que se recibe es un cañón de 38 largo que aprieta la espalda al ritmo de un reloj?


                Por eso quien les suscribe, un bielsista de primera línea, no recae únicamente en Perazzo a la hora de hacer una evaluación. Enojos primarios hijos de un solo punta se diluyen en el aire ante la primera reflexión. ¿Qué más puede hacer Perazzo, que sentirá amenazado su puesto (con justificadas precisiones) aun siendo campeón? Quedará tal vez para otros contextos más descontracturados el análisis sobre la capacidad y los merecimientos del hoy entrenador juvenil. Cuesta entender que un planteo con tantos jugadores de buen pie, a saber Lamela, Iturbe, Pereyra y Ruiz, por citar solo algunos, sea mezquino. Lo más molesto, cuesta encontrarle punto en común a esta selección de semillero con la reciente mayor eliminada en Santa Fe. ¿Juegan parecido? ¿Intentan lo mismo? ¿Es Iturbe el Messi Guaraní y Lamela un proyecto de Pastore? Y por favor no se malinterprete, porque lejos estoy de decir que estos pibes (el primer mundial en el que puedo decirlo) no merecieron ganar este partido.

Estamos inmersos en un país huérfano de honestas y valederas filosofías. No sólo en el fútbol, sino en todos los ámbitos. Prender la tele y que nos mienta un Filmus o un Macri, poner un deportivo y ahora es Cappa el que zanatea.  Falta entender que no es solo una cuestión propia de voluntades, o que ya no lo es, mejor aún, que nunca lo fue. No alcanza con tener claros los objetivos y los fracasos sin saber cómo vamos a hacer para vencerlos  (o sortearlos) y en esta reflexión vuelvo al fútbol y encuentro, ahora sí, más similitudes con la mayor. La falta de experiencia de sus técnicos. La incapacidad táctica. La carencia de una identidad, una idea, un boceto patrimonial de juego. Posiblemente ganen uno o más partidos. Pero ninguna de las dos juega a nada. Y la culpa no es de Batista, ni de Perazzo.  

La culpa es, en este caso, del ferretero mayor.


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