Por David Orenes Almira davidelfy@hotmail.com
Desde aquel 5-0 en el Camp Nou en la primera vuelta de la temporada pasada, le he dado muchas vueltas a la cabeza a eso de la distancia de calidad entre el F.C Barcelona y el Real Madrid. Aquel día, y después de haber perdido otros cuatro clásicos más, se confirmó que los azulgranas estaban quince o veinte peldaños por encima. Barrieron por completo los restos de un equipo que se intentó recomponer con Mourinho a la cabeza en una temporada difícil, tras ver como Guardiola ganaba siete títulos en dos temporadas. Cuando llegaron los clásicos de Abril, Mou utilizó el trivote para neutralizar al Barça, y aunque surtió efecto, el Madrid pareció un club aún más pequeño del que parecía anteriormente. Sus señas de identidad fueron el esfuerzo, el sacrificio, la presión, la seguridad defensiva, el contraataque, las faltas…Arrancó una victoria, dos empates y una derrota (cuando se rompió el trivote) y pareció que se acercaba a los azulgranas, pero no. Ganaron Liga y Champions y dejaron el trofeo menor para el que más lo sudó a partido único. Sin más. A pesar de que nadie había conseguido hasta ahora frenar al Barça de Guardiola de esa manera, la opinión pública estaba de acuerdo en que el Madrid seguía a años luz del mejor equipo del mundo.
Sin embargo, igual que un nuevo día comienza, una nueva temporada arranca en las semanas próximas. Y el Real Madrid, como cada año, empezó la pretemporada con la ilusión máxima de desbancar al Barça de la Corona europea. Realizó una preparación espectacular, con pleno de victorias (ante rivales flojísimos, eso sí) y un estado enérgico y radiante. La revancha se servía al final del camino, como partido oficial y todo: la Supercopa de España, frente a su verdugo, su eterno rival. Un Barça con problemas físicos y menos rodado, pero igual de peligroso. Y en la IDA se pudo comprobar la mejoría de los blancos. Mou abandonó el trivote para volver a aquel once que cayó por cinco goles. Un once con Casillas, Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo, Khedira, Alonso, Di María, Ozil, Cristiano y Benzema. Salvo Khedira, me parece una alineación sensacional, que estuvo muy a la altura y que pudo golear al Barça en el Bernabéu, por las múltiples ocasiones que tuvo. Hacía tiempo que no decía eso, que podían haber goleado al Barça. Pero es la verdad, el vendaval fue evidente, la posesión fue pareja y solo Valdés salvó a los azulgranas de irse en desventaja al Camp Nou. Se fueron con un empate que les supo a gloria.
El partido de VUELTA ha sido brutal. Ocasiones para ambos, intensidad, buen juego… el Barça volvió a acusar un cierto nerviosismo cerca del área, donde perdieron muchos balones, y eso lo aprovechó el Madrid, que metió miedo desde el minuto uno. Sin embargo, le bastaron dos tiros a puerta a los culés para hacer dos goles en la primera parte. Los blancos consiguieron empatar a diez del final, con un gol de carambola de Benzema, como fue el primero de Ronaldo (su gol nº100 en el Madrid); en una segunda parte para olvidar. El partido estaba igualado, la eliminatoria estaba igualada y por primera vez en mucho tiempo el nivel de ambos clubes estaba igualado. Sin embargo, la diferencia está en un jugador, en el mejor jugador del planeta. Con apenas una semana de entrenamientos, Lionel Andrés Messi no sólo dio una asistencia de ensueño entre toda la zaga del Real Madrid para que Iniesta hiciera el primero, no sólo marcó el segundo con una picadita sutil tras tacón de Piqué, no solo provocó que Casillas hiciera algunas paradas de mérito… sino que al primer toque deja un balón en banda derecha para Adriano, éste se la devuelve y firma un gol que vale un título, que muestra algo que parece que nunca se vaya a acabar. Por mucho que el Madrid se acerque al Barça, el Madrid nunca tendrá a Messi, el Dios del fútbol mundial.
Gracias por volver amigo David! De primera, como siempre. Coincido como siempre. Un abrazo intercontinental!
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