Por Leo Timossi leotimossi@hotmail.com
No te declares jamás vencido,
aunque mil veces en la lucha caigas,
que caer no es ceder si has conseguido,
levantarse de nuevo en otras tantas.
Adelante Estudiantes, Adelante.
No, no se trata de un absurdo plagio y posterior adaptación deportiva de la prosa del poeta Almafuerte. Las palabras que preceden este análisis son sólo un fragmento (el inicial) del himno de Estudiantes de La Plata. Miguel Ángel Russo, hombre de la casa como muy pocos, eligió este fragmento para describir el golpe de carácter que impulsó a sus dirigidos a conseguir su primera victoria en el torneo. Un carácter que este mismo plantel no había demostrado en las anteriores seis fechas y en la Copa Sudamericana.
En este análisis sobran las ambigüedades, emocionales y de las otras. La vuelta al análisis por parte de este simple hincha con vocación de comunicador es clara: Estudiantes mostró nuevas acciones dignas de un nuevo análisis. Desde el último post de este blog a esta fecha, pasaron casi 20 días. Y la sensación de quien escribe era la misma, conforme pasaron resultados y equipos. No había detalles nuevos, nada que precise alguna explicación que no haya sido oportunamente saldada. Pero hoy Estudiantes ganó. Y es noticia. Marcó la misma cantidad de goles que en todo el torneo en un mismo partido (4). En líneas muy generales, el equipo se mostró sólido, se pudo recuperar de la adversidad y, cómo en el partido ante San Martín (esta vez, con mejor final) marcaron sus dos delanteros. Pero Estudiantes, hoy también, como ante Tigre, recibió un gol ni bien comenzado el encuentro. A Estudiantes, hoy también, le metieron tres goles.
Para ser absolutamente justos, jugar con el misterio y tal vez, por llevar un poco la contra, hagamos un análisis atípico, desde adelante hacia atrás. Russo plantó esta tarde un esquema 3-4-1-2 con un tridente ofensivo inédito este torneo (Coria de enlace, Carrillo y Fernández como delanteros) y la empresa le dio frutos. En un partido que no trascenderá por lo que aportó de espaldas al arco, Carrillo estuvo dos veces donde tenía que estar y marcó dos goles (uno mal anulado por Pompei) y cumplió su función perfectamente. Es cierto, estuvo muy flojo en lo correspondiente a aguantar la pelota y por momentos algo disperso, pero con muy poco redondeó una buena tarea, sobre todo si la comparamos con la ofrecida por Boselli en las últimas fechas. Su compañero de ataque, Mauro Fernández fue, a entender de este editor, la figura moral del encuentro (el mote de moral, explicado más adelante) y acalló las voces que miraron extrañadas la velocidad con la que se ganó la titularidad. Algunos, más escépticos, atribuían a Miguel Pires este favor. Pero el ex Brown no sólo marcó su primer gol, sino que encaró, recuperó y por primera vez, se ganó la aprobación total de la gente, que dejó bajar tibiamente un “Rayo, Rayo” cuando el delantero se fue reemplazado.
Por su parte, el debutante Facundo Coria tuvo una correcta labor. El Mago no disputaba un encuentro oficial desde Febrero y lo sintió por momentos, como así también la falta de un socio en la creación además de Verón. Combinando con este último se vio lo mejor del ex Vélez en cancha, luego de un muy buen pase entre dos de la Bruja que Coria, ya en el área, dejó atrás un marcador y cuando entregó el pase atrás, fue despejado al córner. Luego se lo vio algo contenido y por momentos retrasado, pero suplió la falta de fútbol con mucha entrega y algo de recuperación, dosis no esperada por la familia pincha que le agradeció con aplausos. En la mitad, las cosas fueron claras. Braña volvió con un nivel notable, recuperó y por momentos se cargó el equipo al hombro, con esas sutilezas de habilidad que genera fouls necesarios para calmar el juego. Entregó tanto que el cuerpo dijó basta, pero sólo fue cansancio y para alegría de todos los pinchas, el Chapu estará en la bombonera. Lo de Verón, en cambio, fue más irregular, pero punzante. Generó en ataque con pases precisos, combinó bien con Coria y de sus pies nacieron el segundo y el cuarto gol (en el segundo, gran jugada personal previa al tiro al arco). La Bruja vuelve a evidenciar un buen nivel, como ante Tigre, que sin ser descollante, auspicia a ilusionarse con su continuidad.
Las líneas derecha e izquierda estuvieron bien flanqueadas por Mercado y Domínguez, que parecen haberse asegurado el puesto en este esquema. Mercado jugó su mejor partido del año, en la posición en la que se consagró en el Apertura 2010. Dos goles y una excelente asistencia obligaron (con gusto) a quien detalla a definirlo como figura del partido, conformando al Rayo con el mote moral. El trabajo de Carachito Domínguez fue más discreto, sobre todo en ataque, no obstante de eso, el colombiano ensayó un buen remate a colocar ni bien empezado el partido y luego tuvo participación en el primer gol. Su déficit, está vez, fue el desborde, actitud que intentó tomar una sóla vez en el partido y no fue positiva. La línea defensiva tuvo una buena tarde. Cellay mostró la seguridad que había dejado ver en Córdoba en la semana, al igual que Ré, de flojo rendimiento en este Apertura. Sarulyte se mostró muy seguro y hubo quienes pidieron por la titularidad del entrerriano por sobre la del subcapitán Desábato.
Cerrando este análisis entonces, diez jugadores pasaron por la lupa y ninguno desaprobó. No obstante, Estudiantes recibió tres goles. Y estuvo dos a cero abajo en el marcador electrónico del Unico platense. Justo Wilmar Villar Viveros, el paraguayo arquero que fue elegido merecidamente mejor arquero de América en la última Copa disputada en nuestro país, jugó uno de sus peores partidos en los 15 años que lleva de carrera y fue responsable directo de los tres goles de Argentinos Juniors. Lento de reacción, o carente de ella, quien fuera el refuerzo más festejado por la parcialidad albirroja luego de consagrarse en el mismo estadio hace dos meses, hoy recibió los primeros insultos de su hinchada en el fútbol argentino. Algunos tibios reclamos asumieron después del segundo gol, no obstante la tribuna lo aplaudió al comenzar el segundo tiempo. Pero el tercer gol del bicho revalsó el vaso de los locales, que no olvidan la responsabilidad de Villar en la sangría de puntos del equipo (Independiente, San Martín de San Juan, Argentinos) y llegaron a reclamar la titularidad de Álbil en la próxima fecha. Factor psicológico sin duda, nadie atreverá a dudar de la calidad de Villar como defensor de valla.
Extensa la nota, para un partido que jugó con las emociones de la hinchada. Desazón, bronca, esperanza, alegría, angustia y sonrisas flotaron en el ambiente del techado estadio, bastante adverso desde su cobertura. Estudiantes ganó, marcó cuatro goles y dio vuelta un resultado por primera vez en el año. Si esta victoria fue un disparador o un hecho aislado sólo lo dirá el tiempo. Por ahora, Russo y sus dirigidos gozan de este respiro, pero no deben dejar de mirar el horizonte. Adelante Estudiantes, Adelante.